Y no hablo de las épicas batallas entre musulmanes y cristianos.
Al depertar el día de ayer me sentía totalmente fuera de lugar, traté de recordar como había llegado a esa cama, y lo único que lograba ver era siempre el piso del patio clavado en mi cabeza.
Me recordó una de las escenas de la película The Boy Who Could Fly, con Lucy Deakins (dónde por cierto se ve hermosa y su vestuario es genial), en la que se encuentra en la escuela con unos Wayfarer y una flojera antojable.
Y sí, ¡tenía mucha SED!